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PREGUNTAS FRECUENTES

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PATOLOGÍA VENOSA Y LINFÁTICA

Una várice es una vena dilatada y deformada. Las válvulas dentro de las venas que controlan el retorno de la sangre hacia el corazón van perdiendo fuerza a causa de la gravedad. Esto ocasiona que la sangre se acumule dentro de las venas, lo que termina por dilatarlas.

Se sabe que el 60% de las mujeres y el 40% de los hombres padecen de várices. Las alteraciones hormonales y hábitos poco saludables son algunos de los factores de riesgo.

Existen tres tipos distintos de várices:

1. Telangiectasias (arañitas): su único problema es estético y no ponen en riesgo la salud.
2. Reticulares: son más gruesas y pueden evolucionar más rápidamente.
3. Tronculares: estas son las más problemáticas, siendo las más avanzadas y las que requieren de una intervención quirúrgica para corregirse.

Al pasar demasiado tiempo de pie o caminar durante varias horas, la sangre aumenta su presión en la zona baja del cuerpo. Cuando esto ocurre de forma prolongada, las venas de las piernas comenzarán a ser más notorias, siendo el primer síntoma visible.

Las várices comenzarán su progreso, incrementando el grosor de las venas y presentando una apariencia más retorcida. Hasta este punto no suelen ser más que un problema estético que puede revertirse llevando el tratamiento y los hábitos adecuados.

Mientras más avanza el síndrome, mayor será la incomodidad. Las piernas se sentirán pesadas y cansadas con frecuencia. Además, la picazón y el malestar pueden aumentar, llegando a presentar una úlcera en los casos más avanzados.

El tratamiento para eliminar las várices dependerá de varios factores, incluyendo el estilo de vida y el nivel de avance de la insuficiencia venosa crónica. Existen casos donde es posible revertir el problema, mientras que otros requieren una intervención.

Algunos de los síntomas y signos que pueden indicar un problema de várices son:

-Venas de color azul oscuro o púrpura.
-Venas retorcidas y sobresalientes.
-Sensación de dolor o pesadez en las piernas.
-Ardor, pulsaciones o calambres en las piernas.
-Incremento del malestar después de pasar mucho tiempo de pie o sentado. -Picazón en una o más venas.
-Decoloración en la piel que rodea las venas varicosas.

Cuanto más temprano se administre el tratamiento adecuado, mayores serán las posibilidades de revertir el problema.

Cuando las várices evolucionan con el tiempo y no se tratan adecuadamente pueden complicarse, ocasionando problemas que pongan en riesgo la salud general del cuerpo. Algunas complicaciones son poco frecuentes, mientras que otras representan riesgos más graves. Debajo una explicación de posibles complicaciones.

1-Úlceras
Conforme el agrandamiento de las venas varicosas avanza es posible que la piel a su alrededor comience a cambiar de color. Esto puede ser indicativo de la aparición de una úlcera, sobre todo cerca de los tobillos. Al originarse una herida abierta se incrementan las posibilidades de contraer una infección. En los casos de pacientes diabéticos, esto puede ocasionar mayores complicaciones que perjudiquen el bienestar general del cuerpo.
2-Coágulos y trombos
Al existir una dilatación en las venas más profundas, el dolor y la inflamación irán en aumento. La presión dentro de la vena puede detener la circulación de sangre y esto provocar coágulos sanguíneos y trombos. A esto último se le conoce como tromboflebitis y puede tener consecuencias fatales. Si uno de estos coágulos o trombos viajan por el torrente sanguíneo (tromboembolismo), puede evitar la respiración, el funcionamiento cardíaco e inclusive, afectar el flujo hacia el cerebro.
3-Sangrado
Mientras más superficiales sean las várices, mayores probabilidades puede haber de que estas se rompan al mínimo roce o golpe. Esto ocasionará un sangrado leve. Sin embargo, es importante darle la atención médica adecuada para evitar cualquier complicación posterior.

El principal problema y causante de las várices es la fuerza de la gravedad. Pasar demasiado tiempo de pie o en una misma postura no favorece la circulación sanguínea. Con un estilo de vida sedentario resulta mucho más probable que se presente la insuficiencia venosa crónica. Algunos de los factores que pueden incrementar el riesgo de padecer várices son:

  • Edad. Al igual que con el resto del cuerpo, las piernas van experimentando una fatiga con el paso de los años. El desgaste natural provoca que las válvulas de las venas superficiales de las piernas fallen con la edad.
  • Sexo. Las mujeres son mucho más propensas a padecer esta insuficiencia venosa. Está relacionado principalmente con los cambios hormonales.
  • Embarazo. La cantidad de sangre que se bombea en el cuerpo cambia drásticamente durante el embarazo. Esto, junto con los cambios hormonales y el crecimiento del útero, puede ocasionar que las venas de las piernas se agranden.
  • Antecedentes familiares. Como lo mencionamos anteriormente, los factores genéticos juegan un papel muy importante en la aparición de las várices. Los antecedentes familiares marcan una propensión a esta insuficiencia.
  • Obesidad. El sobrepeso exige un mayor esfuerzo circulatorio. Ante esta exigencia, las venas más alejadas del corazón se verán afectadas, incrementando su tamaño y perjudicando su funcionamiento.

Dentro de los factores relacionados con la aparición de las várices, el que tiene mayor incidencia es el genético. Los genes son responsables del 97% de las probabilidades de padecer insuficiencia venosa crónica.

A partir de los 30 años comienzan a presentarse los primeros síntomas de esta insuficiencia. Se sabe que más del 50% de la población mayor a los 50 años padece de várices principalmente en las extremidades inferiores.

El sedentarismo de la vida actual hace que los factores genéticos se potencien, incrementando las probabilidades de la aparición de várices. Lo cierto es que si existen antecedentes familiares, es muy posible que tu cuerpo llegue a presentar síntomas.

Algunas várices se pueden curar, pero la enfermedad venosa crónica requiere de tratamiento de por vida para tratar de evitar la aparición de nuevas várices o la complicación de las que ya existen.

Los medicamentos más utilizados son los llamados flebotónicos. Se trata de medicamentos que contraen las paredes de las venas haciéndolas más resistentes y mejoran la circulación venosa. Esto reduce el dolor y los edemas.

Un procedimiento común para la eliminación de várices es la escleroterapia. En ella se inyecta un medicamento de forma directa en las venas afectadas. Esto ocasiona una irritación e inflamación que ocasiona la eliminación de la vena varicosa.

Para los casos más avanzados de insuficiencia venosa crónica, la cirugía es una de las mejores opciones. Además de optimizar la circulación venosa, los síntomas desaparecen y la apariencia estética mejora de forma significativa.

Este tipo de intervenciones quirúrgicas han ido evolucionando con el paso del tiempo.

Aunque existen factores que pueden incrementar el riesgo de padecer várices, es posible prevenirlas o reducir su aparición, pero cuando el componente genético es muy elevado esto no es posible por completo.

El primer factor a modificar para tratar de prevenir su aparición es modificar el estilo de vida, pues se trata de un problema circulatorio que se relaciona con todos los hábitos diarios. Un buen comienzo es evitar pasar demasiado tiempo de pie o con las piernas inmóviles. Tomar descansos regulares para mover las piernas permitirá restablecer la circulación, reduciendo las probabilidades de tener problemas de esta índole.

Realizar actividad física regular, así como usar un calzado cómodo ayuda mucho a mejorar la enfermedad. El baile, la natación, la bicicleta, caminar o correr son algunos de los deportes que mayores beneficios ofrecen a la circulación sanguínea.

Es recomendable evitar la exposición prolongada al calor. Los tratamientos como la depilación con cera caliente, el sauna, jacuzzi o las camas solares pueden incrementar las probabilidades de que aparezcan várices o lastimar la piel del paciente con enfermedad venosa crónica. Llevar una dieta equilibrada en nutrientes y rica en fibra permite que tu organismo libere sus toxinas de forma adecuada. Para mejorar el retorno de sangre en las venas es recomendable dormir con las piernas elevadas.

Otra forma de activar la circulación para prevenir la aparición de las várices es con ejercicios musculares. Contrae y relajá las pantorrillas o parate en las puntas de los pies.

El calzado también tiene un papel fundamental en la salud circulatoria de las piernas. Evitá zapatos con taco alto o demasiado plano. Podés incluir unas medias de compresión que favorezcan la buena circulación.

Dependiendo del nivel de progresión de las várices, el médico puede recomendar algún medicamento que ayude con los síntomas y la inflamación. Lo más recomendable es acudir a consulta en caso de cualquier anomalía y síntoma relacionado con las várices.

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